lunes, 16 de septiembre de 2013

2000 - Cambio de siglo pero no de patos - Donald - Egmont - Disney


¡Y llegó el año 2000, tan esperado y tan temido! El año que cuando chico me mostraban las figuritas Mundo Futuro y parecía que no iba a llegar nunca. Bueno, llegó y me encontró dibujando una historieta del Pato Donald detrás de otra, siempre bajo la amistosa supervisión de Daniel Branca, el fiel pasado a tinta de Raúl Barbero y con destino a la editorial danesa Egmont.






En este caso, Game Over (Fin del Juego), con guión de GormTransgaard,  es una historieta de ciencia ficción, lo que me permitió jugar con la fantasía y mucho dinamismo. A partir de ahora me llegarían muchos guiones como éste, con un formato de 16 páginas y dividido en dos partes, generalmente de 8 cada una, aunque a veces podía ser también 7 y 9. Es una de las pocas historietas para Egmont que me pasó a tinta Rubén Torreiro, ya que por esos tiempos Barbero estaba muy ocupado con algún largometraje de García Ferré (¡tambíen es animador!) y no le quedaba tiempo suficiente. Rubén, excelente profesional, que ya me había pasado a tinta aquella primera historieta de Donald para Italia, no perdió ocasión, como siempre, de hacer un gran trabajo.







Curiosamente, la historieta que he elegido para representar las muchas que dibujé  o se publicaron en el año 2000, es una de ciencia ficción... Es que este año, como 1984 o 2001, están muy identificados en el inconsciente colectivo con la literatura de anticipación. Por suerte, no todo fue tan catastrófico como la ficción anticipaba... ¿o sí?...




Y aqui viene la segunda parte, publicada en el número siguiente, una semana después:









Éste fue el año en que llegaron dos altos miembros de la editorial Egmont: la ejecutiva Anna Maria Vind y el editor responsable de los guiones Byron Eriksson. Nos citaron en un hotel céntrico y allí fui con Daniel Branca y Fabián Gattino. Rodríguez Uzal no pudo ser de la partida: había fallecido poco tiempo antes, lamentablemente.

 Gattino, Fernández, Anna Maria, Byron, Daniel y su hermana Silvia, Massaroli y Ramón Gil

Fue bueno ver corporizada la lejana editorial en seres humanos reales, con los que se podía dialogar y hasta compartir un buen almuerzo en un restaurant cercano. De esa charla, entre otras cosas, surgiría la realización de algún guión que saldría de lo común, pero esa... ¡es otra historia!

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