Este año, 2013, veo con asombro, tal vez con estupor e incredulidad, cómo se cumplen cuarenta años desde aquel día de otoño en que atravesé por primera vez el umbral de Producciones García Ferré, sintiendo oscuramente que terminaba una etapa en mi vida y empezaba otra, definitiva.
Hasta entonces, había vivido llenando toneladas de papel con dibujos, había hecho una pila de historietas tan amateurs que estaban dibujadas de los dos lados de la hoja y cosidas con hilo y aguja, tapa incluída; había vivido la odisea de dejar mi pueblo, Villa Ramallo, para arrojarme a las entrañas desconocidas y amenazantes de la gran ciudad. Buenos Aires, a la que me imaginaba con los fondos de las historietas de Patoruzú: claros, limpitos...; había vendido Curitas por las calles, había cargado heladeras y lavarropas en una empresa de artículos para el hogar mientras estudiaba por las noches en el IDA, junto a tres grandes Maestros: Pablo Pereyra, Ángel Borisoff y Narciso Bayón.
IDA, circa 1977: ...(algunos nombres no recuerdo)... Massaroli, Teresa, Carlitos, Alberto Seco, José Colamussi...; abajo: Vicky, Víctor Toppi, Pablo Pereyra, Alicia, Lidia Akamine y Juaro Romero
El azar quiso que mi tío Pancho, encargado de una estancia en los campos de Ramallo, conociera a García Ferré y se le ocurriera recomendar a aquel sobrino "medio loco que anda haciendo dibujitos en la Capital". Don Manuel, siempre atento a nuevos artistas, le indicó que fuera a verlo y ahí estaba yo, el 6 de junio de 1973, habiendo mostrando mis dibujos y sido aceptado, entrando en la pequeña recepción en que una simpática Elisa me recibió muy sonriente. Afuera quedaba el frío de la calle; se estaba bien allí. Me presentaron a mis compañeros de equipo: Raúl Barbero, aún mi gran amigo, Roberto Bat, el jefe del equipo, Rafael Bossio. ¡Iba a trabajar en el equipo de la revista quincenal Aventuras de Hijitus!
Con García Ferré en 2010, cuando pude testimoniarle todo mi agradecimiento por haber confiado en aquel muchacho principiante y haberle dado la posibilidad de ingresar al mundo del dibujo y aprender, aprender, aprender...
Una vez conducido a una oficina grande, abarrotada de mesas llenas de páginaa a medio dibujar, ese mismo día, fueron apareciendo mis nuevos compañeros: Leandro Sesarego, "Cuerito" Rodríguez Uzal, Gladys Esquivel, Turconi el corrector... Luego llegarían Hugo Casaglia, Goyo Mazzeo, Néstor Córdoba, Néstor DÁlessandro, Palmioli y los compañeros que siguen siendo grandes amigos: Natalio Zirulnick, Santiago Scalabroni, Alberto Grisolía, Patricia Breccia, Carlos Corrales y tantos otros... De pronto, ¡estaba instalado en el corazón mismo del mundo del dibujo!
¿Un sueño cumplido? ¡Sí!... Pero al día siguiente hubo que despertar y
comprobar que el esfuerzo tenía que ser diario, el estudio constante y
la atención nclaudicable si quería seguir allí y "hacer carrera".
No era fácil. Hice lo que pude... y tan mal no me fue, porque aquí
estoy, cuarenta años después, sin haber dejado jamás de dibujar
historietas de todas clases. Buenas, malas, cobradas o sin cobrar, no
importa tanto como el hecho de que desde aquel día, he vivido en el
mundo que elegí: el de la magia, el dibujo, la historieta, la aventura.
¡Cómo no darle las gracias, don Manuel! ¿Cómo no agradecer a todos los que me ayudaron (y ayudan )
a lo largo de este difícil pero único y maravilloso camino de la
historieta?... ¡MUCHAS GRACIAS, COMPAÑEROS DIBUJANTES; GUIONISTAS;
HISTORIETISTAS!
Estimado José:
ResponderEliminarMuy bueno el blog, los recuerdos y el subir los dibujos. Felicitaciones y los espero tal cual has prometido.
Saludos.
William Gezzio
Haré lo posible por cumplir, amigo William! Gracias, Un abrazo!
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