2010 fue un año de transición. Llegaban los últimos guiones para
Egmont y las señales de que la editorial estaba por reducir drásticamente su número de colaboradores, dada la terrible
crisis económica que se prolongaba desde
2008, mientras que por otro lado surgían nuevas posibilidades de trabajo, como esta interesante experiencia, que fue posible gracias a la mediación de mi amigo
Silvestre Frank Szilagyi, quien a la sazón dibujaba
El Fantasma (The Phantom) para
Moonstone Books de
Estados Unidos.
Se trataba de
tres episodios de una serie nueva, escrita por el norteameicano
Mike Bullock y creada por él mismo junto con
Ed Catto y
Josh Ahearn. Estaban destinados a la editorial,
Moonstone. La serie se llamó
Savage Beauty y fue un regreso contundente al dibujo realista y de aventuras, en el que no faltó la inestimable colaboración de mis amigos y antiguos compañeros del
Estudio Géminis: Frank Szilagyi y
Gaspar González,.
Ramón Gil, Szilagyi, Massaroli y Gaspar en "la nueva Géminis"
Cada episodio constaba de
22 páginas de continua acción en el
África moderna, donde en lugar de
Tarzán pululan estas dos jóvenes y bellas amigas que se hacen pasar por una antigua diosa,
Anaya (¿de dónde habrán sacado el nombre...?), y se la pasan siempre persiguiendo a los malos, malísimos enemigos de su noble país y de la humanidad, no vaya a creer. El color, a cargo de
Bob Pedroza, dio un clima dramático bastante apropiado, aunque a veces oscuro en exceso para mi gusto. Hubo varias tapas de diferentes artistas.
Dibujo de tapa de Dave Hoover
Este es el
primer capítulo. La publicación de los otros dos se relegó a un libro editado en
2012 que recopiló la saga completa,
66 páginas en total. En
2013 tuve noticias de que había llegado a las comiquerías porteñas.
Este es el libro que llegó a nuestras costas, con tapa de
Paul Gulacy:
Dibujo de tapa de Thomas Yeates
Lo mejor de todo, fue poder recuperar por varios meses la atmósfera del
estudio Géminis con mis dos amigos. Nos veíamos seguido, en mi propio estudio, al que más de una vez llamaron
"La Oficina", confundiéndolo con el legendario local de la
Galería Azul en la calle
Lavalle donde compartimos tantos momentos de creatividad y amistad. Los mates y los bizcochitos, el ajedrez y las largas charlas sobre el pasado a tinta de
Ernie Chua o el lápiz de
Jack Kirby no faltaron en esta reedición
"siglo XXI" del viejo y querido
Géminis.
¿Qué más pedir?